Entrarás al bar, y la armonía de su luz tenue te indicará que es el lugar perfecto de inspiración que buscabas. Elegirás la mesa del rincón de la izquierda que da a la calle Florida. Te sentarás. Pedirás un cortado, y luego de tu primera pitada, le darás un sorbo.
Pensarás en la importancia de la perfección de los cinco minutos que irás llevando con vos a solas. Cuando la satisfacción comience a devorarte, te sentirás invadido por los ruidos molestos y las voces, del matrimonio de fracasados que estará sentado a tu derecha.
Te indignará tu convicción de lugar perfecto. Colgarás en el respaldo de la silla tu paz aniquilada. Pagarás la cuenta. Un soplido de furia despedirá el humo de tu última pitada. Quebrarás la colilla de tu cigarro en el cenicero. Te levantarás, y un cartel luminoso te indicará la salida.
Pensarás en la importancia de la perfección de los cinco minutos que irás llevando con vos a solas. Cuando la satisfacción comience a devorarte, te sentirás invadido por los ruidos molestos y las voces, del matrimonio de fracasados que estará sentado a tu derecha.
Te indignará tu convicción de lugar perfecto. Colgarás en el respaldo de la silla tu paz aniquilada. Pagarás la cuenta. Un soplido de furia despedirá el humo de tu última pitada. Quebrarás la colilla de tu cigarro en el cenicero. Te levantarás, y un cartel luminoso te indicará la salida.
(02/09/05)
2 comentarios:
Por un lado es exactamente una foto de todas esas sensaciones sin forma que se agitan adentro en ese momento, cuando te das cuenta de que se rompió la perfección y que ya no volverá por hoy. Por otro lado tiene una cadencia que convierte lo que para mí es un verdadero drama, en arte.
Creo que acabo de ver que ahi también puedo encontrar un tipo de perfección.
Qué buena descripción de un momento, es una representación fiel que se podría hallar en el rincón espeso de un bar.
Publicar un comentario