para quedarse a morir en ese momento
como dardos enterrados
en el blanco perfecto del ahora
y yo los miro
te miro y me perteneces
somos carne
y uña
y mis manos
y mis huesos
y tus pies
dos lágrimas paridas por el mismo secreto
una sala de espera detrás de la piel
un final al final de tus ojos
cuarentamil razones despejando un por qué
Y la mueca simula sonreir
y los silencios pesan en los hombros
y este olor a disciplina casi diez puntos
y este reproche absurdo
de los devotos de la aceptación.
(02/12/2007)